miércoles, 29 de octubre de 2008

Escaleras al cielo

Son muchos los pasos que uno debe dar para ganarse el cielo, son más los obstáculos que uno debe franquear, y más aún los escalones que hay que subir. La Torre de Babel nos persigue y nos enfrenta al hecho de que la simple palabra nunca es llana, nunca es igual para uno que para el otro, y ahí vamos, de palabra en palabra tratando de darnos a entender y comprender al prójimo aunque sus palabras se nos arrellanen en el corazón hasta hacer añicos nuestras consiguientes. Nada es mayor obstáculo que uno mismo, y de aquí a que lo entendemos, hemos bajado y subido como en serpientes y escaleras, unas veces ganando, otras veces perdiéndolo todo, y siempre prestos para volver a empezar, rezando para obtener un número mejor, apostando a un número de la suerte, el número de la palabra apropiada que nos abra las puertas exactas. "Arriesgaisteis o si no perdisteis". Las escaleras al cielo son aquellas que al subirlas te hacen músculo y abren caminos de luz. Las rampas para el infierno son obscuras pero rápidas, el viaje al carajo no ocupa de mucho esfuerzo. Y de todas maneras, ¿quién sabe? Yo sólo sé que me ocupan para subir peldaños y romper barreras, lo sé, y lo sé con el corazón. Mi corazón es un idiota, pero sus equivocaciones son tan sabrosas de pagar, cosa que no puedo decir de mi cabezota que es aún más imbécil que mi corazón.

La casa



La casa es ese lugar sagrado para uno, la familia de uno y los cuates. Recinto hecho en un día a día para el regocijo y el descanso. Se puede cambiar de techo pero nunca de corazón, y si abres tu corazón, todo estará bien, en donde quiera que ese techo esté cimentado.

martes, 28 de octubre de 2008

San Judas Tadeo

Te pido a ti que eres el Santo de los asuntos peliagudos, que esta vista desde lo más alto de Coatepec, se conserve a pesar de que seamos tantos, y nuestras autoridades no hagan gran cosa por cuidar lo verde.

lunes, 27 de octubre de 2008

Mi vida con Alejandro Aura



Antes de presentarme a Alejandro me advirtieron sobre su fealdad, y ni así me lo tomé a la ligera, que cuando lo vi por vez primera, dije, la bella (mi hermana, claro) y la bestia, y nada, que nunca antes ni después de Ale, alguien conquistó mi simpatía con tal rapidez, a los cinco minutos de charlar con él, además de parecerme una de las personas más simpáticas del planeta, lo creí guapo, conceptos mismos que jamás cambiaría. Mi hermana y él hicieron familia, por lo que cuando mi sobrina María tenía tres años y luego de un tremendo resbalón en mi vida (el primero de una gran lista de derrumbes), me refugié en su casa, no por otra cosa si no porque mi hermana, en un acto de absoluta valentía, fue la única que confió en mí, me dio cobijo, comida, casa, trabajo y hartos cariños. Me queda claro, entonces y ahora, que yo no era más que la hermana incómoda, el cariño que Ale pudiera haber llegado a sentir por mí, llegó con el tiempo y las sinrazones. No quiero hablar sobre lo que todos saben de Aura, es obvio, el hombre tenía apellido de nombre de mujer, premio de tal y cual, actividad por aquí y por allá, su destacado papel en las letras y la cultura mexicana, está por demás, de aquello, ya muchos se harán cargo de informar. Mangos, les contaré una intimidad. Alejandro tenía una serie de pasiones, desde el café con pan matutino, su afición por cocinar, ir al mercado de Jamaica, beber cerveza al tiempo (guacala), fumar puro por las tardes con una copa de un sueño de coñac (o sea un ron), y dormir la siesta, pero tenía una especial pasión por el arroz blanco, acaso pasión que nadie notara o entendiera mejor que yo. Vivir con las personas por un rato, hace que uno pueda ver con claridad aquellas cosas que dicha gente repite, en esa casa, nunca faltó a la cita de la comida, el arroz blanco. Cuando me fui a vivir a un lugar decente en donde poder cocinar, me reencontré con la pasta, y el arroz de Ale adquirió un nicho de respeto en mis memorias, sí, nada, como el arroz blanco. La pasión desenfrenada necesita un cobijo, un solaz, un lugar aparte en donde poder matizar lo que es una vorágine. Eso es el arroz blanco, el plato perfecto que hace que las calabacitas con rajas y puerco se saboreen en todo su esplendor, el arroz no inicia pelea alguna con aquello que se le acompañe, no señor, el arroz es el novio apacible que todos los exóticos platillos ocupamos. Alejandro, vibraba con total intensidad en todo aquello que emprendía, llámese lectura, puesta en escena, diálogo, locución, canto, risa o sonrisa, por ello, el arroz, el arroz blanco, se nos hizo imprescindible. Mi muerte con Alejandro Aura. Llegó como el novio de mi hermana y se queda aquí, en mi corazón como mi hermano, muero un poco con él y me quedo con "la muñequita que te vuelve loco", agua de Tehuacán, las carcajadas compartidas y claro está, con el arroz blanco, a tu salud Ale.

Preparando el altar de muertos



Con la alegría que es vivir, me comprometo con todo lo que tengo con, todo lo que soy. Y el día no deja de ser a ratos cuesta arriba, y la tengo difícil por taruga y por algunas imposiciones foráneas, pero aquí estoy, trabajo y me siento afortunada no nada más porque tengo la suerte de ganarme el pan de mis hijos haciendo lo que más me gusta, si no porque tengo mucho trabajo. Así es como hay que recordar a los muertos, haciendo lo que ellos hacían, en la necedad de continuar...

Preparo mi altar de muertos, con el único afán de reunir, el pan más sabroso de la comarca, un poco te tequila, cigarros de todas las marcas, y hasta iré por un buen puro para Aura, libros, tamales, chocolate caliente, y lo que junte en el camino y alcance mi cartera. Así es como hay que recordar, haciendo y viviendo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Toda una vida muerta


Y sí, ahora soy más vieja de lo que fue mi madre, es entonces cuando entiendo en toda su dimensión, la tragedia que fue su pérdida.

Hoy hace tres décadas con ocho años que ya no está conmigo mi señora madre Doña Teté. Lleva toda una vida muerta, y está tan viva y presente, que no hay un solo día que pase, en que no le dedique siquiera un pienso.

Las pérdidas, la muerte y sus recuentos, son la oportunidad de ver las vida y lo que tenemos.

Yo tengo más que mucho pues aún tengo, más sueños que realidades.

Hoy, fuera de dolerme, me felicito por haberme graduado ya en huérfana y aún así, no dejar a Teté, a Marisé, a La Mami, ni atrás ni en el olvido. Aquí las llevo dentro, son mi compañía subcutánea.

martes, 21 de octubre de 2008

Me cae que Dios castiga, me cae que sí



yo, me acuso, me he quejado de los 'urbanos' aquí y en mis notas, en la intimidad de mi casa y con mis vecinos, con palabras cuidadas y con mentadas de madre, y nada más por eso, ahora pasan frente a mi acera, uno cada dos minutos, grandotes, ruidosos, han llenado mi linda casa de humo, me arden mis ojitos como pueblerina en el Deefe, horror, me han castigado, de tanto quejarme me han hecho lo que el gurú budista le recetó al hombre aquél que se quejaba de su casita chiquita y sin espacio, lo mandó a meter en su casa a todos sus animalitos de granja y convivir con ellos dos semanas, después lo mandó limpiar su estancia y lueguito de ello, el hombre sentía que su casa era linda y espaciosa. Dios castiga a las boconas.

Emma, que con gozar nos baste...



...y ahí va uno por el mundo con sus cargas a cuestas y se topa uno así, con las cargas de los otros, y las risas de los demás, y los abrazos externos, y los ojos que miran lo mismo que uno. Unos se quedan en el camino andado, otros nos vamos, pero ahí estuvimos y en otro lado estaremos si acaso con otro pienso o accion coincidamos; trabajar juntos es válido, siempre y cuando, con gozar nos baste, porque hay friegas, que no se pagan con dinero. Crónica de mi amor, me quiero ir de ti como me he querido ir de los malos novios, con rabia pero con desaliento, con urgencia pero sin ganas, con un 'ya sé que me tengo que ir' pero cómo voy a extrañar tus besos... ay, por eso, a gozar amigas a gozar, mientras dure el gozo.

lunes, 20 de octubre de 2008

Avatares del patín del diablo


¿En que andas?, -a patín.

Hace mucho que logré tener un carro y no por méritos propios, creo que el primer auto que pude pagar con mi salario fue el que adquirí a los 17 años, de ahí pal real, todo fue cosa del que fuera mi marido, que tenía una mala puntería para los autos, de concurso. Un día, decidió deshacerse de un flamante ford para realizarlo por una doble tracción, gringa, que era como traer la maldición puesta, nos paraban los judiciales de a tiro por viaje, hasta afuera del cine, que para ver si era cierto que los papeles estaban en orden; en esa misma camionetota, chocamos con los polis panuquenses quesque iban en friega por un asalto y ¡mole!, dimos de hartos trompos y cuando al fin paró el mal pase a él lo esposaron como dos minutos en lo que mi voz retumbó por toda la ciudad y lo soltaron, yo estaba embarazada y llevaba a otros dos hijos en las piernas. De ahí le siguió un wocho de ocho colores, y una camioneta ford que por malos arreglos de su mecánico se quemó todita, y esa es otra historia; le siguió un mustang 66 de colección al que para subirle los vidrios había que pegar un cable con el otro y chiubbbbbbbb, iba para arriba, los volvías a pegar y chiubbbb, iba para abajo, "tengo un vidrio que me sube y me baja, ay, me sube y me baja". ¿En qué iba?, en eso, en lo de no tener autos por mérito propio, la historia es demasiado larga, de hecho podría dar para una novela, la novela de mis autos, y en medio, cabría de todo, maridos, pérdidas, ganancias, incendios, amantes, amigos, más vida, comidas, borracheras, hijos... aquí el punto es que gracias a este marido que un día fue mío, aprendí a convivir con autos en muy mal estado, y antes de él, me eduqué con la obsesión de Alejandro Aura por tener Mercedes Benz del año del caldo, por favor, soy una experta en descomposiciones y reliquias vehiculares.

Luego de aquél marido me fui a hacer mi vida a solas con mis tres robustos hijos, y el karma carretonero de mi ex, me perseguía con un auto al que le faltaba todo menos la personalidad, era inconfundible, original hasta la ignominia. El caso es que un día, así como un martes cualquiera, sin preámbulo, una hermana se apiadó de mí y me dio un wocho en buen estado, que vino a suplir a aquél con el que me volteé en la carretera Briones no sin antes, sacar la pierna del auto y tratar de detenerlo, logré detener el tráfico, nunca supe si por lo ilógico de la escena o por la buena pierna, en fin, al wocho nuevo le di con mambo hasta convertirlo en chatarra como todos mis autos, el karma exmarido cobró su vigencia por nunca pagar tenencias ni servicios a tiempo. Otro día, así como un miércoles de cualquier semana, otro hermano apiadose de mí y jubiló al wocho con el negrito sandía, un chevy... y yo que digo que no sé nada de autos, sé un montón, sé cuál es una pic up, un wocho, un chevy y un mustang, hasta ahí.

Bueno, todo esto comenzó porque quería contar que hace mucho que no tengo que ser transeúnte mas que por decisión, esto es, ahí está el auto, ya también con el sello del karma exmarido, pero no lo agarro así nomás para ir a donde sea, lo reservo para lo lejos (ya no tengo más hermanos con regalos posibles, ni días cualquiera, ni hay modo de jubilar al negro sandía), suelo tomar mi patín, agilizar las piernas y darle duro a las aceras, es una maravilla caminar, mucho mejor que el auto, ahí va uno encerrado y las aventuras que se viven trepada sobre zapatos de hule son muy amargas, porque no sé qué pasa pero al frente del volante uno piensa que el mundo está muy mal y que ése hoyo es un horror y que ése otro parece alberca y que el tope tal no está pintado, y la señal es una barbaridad, el vecino es un idiota, va lento sin razón, el de atrás es más idiota, echa las luces, el de allá toca, es naco, naco, toca el claxón, y la carretera es una vergüenza, y así se la va uno llevando, de queja en queja, en cambio el mundo del de a pie, es lento y da tiempo para mirar las cosas desde otra perspectiva y no es que las banquetas estén re lindas, nada de eso, urge su remozada, es sólo que se ven más y mejor las cosas, desde otro punto se toma a la ciudad, aunque para mí los encuentros con los perros, son como para el conductor sin licencia los polis, pero igual todo ello, lo hace un mejor paseo. A pie hay árboles y sombras en el adoquín y en el pecho; hay flores y macetas, caras, ojos, cuerpos, colores, parece que en lugar de idiota uno e idiota dos, hay nombres con vidas y apellidos, mejor paseo.

Qué diferentes son las cosas cuando uno se ve forzado a subirse en un urbano, como les dicen aquí a los transportes públicos. Y nada, que ni públicos son, son de unos cuantos, unos que se dicen que son rete chingones porque son cooperativa pero ojalá fueran de un patrón o de dos o tres que tuvieran vergüenza o mente empresaria, o algo de inteligencia que hicieran que los 'cosos' esos que se denominan urbanos tuvieran algo de urbanidad.

Para subir, se requiere un milagro, pues el escalón, si lo hay, o está oxidado y hay que pasar al que sigue que está muy alto o está guango, sí, blandengue como gelatina barata, y más vale entonces, seguir la instrucción pasada, pasar al que sigue.

Una vez arriba del armatoste denominado urbano, cuidado con baches topes y demás obstáculos, el mentado grandulón cae con todo, sin amortiguadores, y hasta yo, que no sé gran cosa de mecánica, sé para qué son los resortes estos, para detener el impacto, y cuidar la salud de quienes ahí viajan. Los urbanos de Coatepé son sólo para atletas.

Es increíble cómo todos se quejan de los baches, los hoyos, los topes, el tráfico, pero casi nadie dice cosa alguna sobre el transporte público que al fin y al cabo, vale madre quien lo posea, lo que importa es que transporta al público en general, que de seguro, son más los que no tienen carro, los que se ven asediados por ambulantes en las paradas y las subidas, merolicos (muchos de ellos sin vocación), drogadictos, y sobre todo, lidian con el mal humor del conductor que tiene toda la razón de estar furibundo ante el volante de un vejestorio obstinado en caber en calles minúsculas, sin suficiente carga, echando humo, con un ruido infernal y cero mantenimiento.

Me asombra cómo es que resistimos lo que padecemos, tendríamos que quedarnos todos, todos, al pie del camión, negarnos a su mal servicio, pensando que si éste fuera bueno, seríamos muchos los que elegiríamos el transporte público en lugar de treparnos a un carro maltrecho que se enfrenta a un tráfico inmundo que cada vez estará peor, precisamente, por el escaso y pésimo transporte público.

domingo, 19 de octubre de 2008

Arrepanchigada...




Ay qué sabroso es arrepanchigarse
aunque sea un ratito,
aunque nomás sea para trabajar
en otra posición que no sea ésta
la de escribir
muero por tirarme a leer
no lo que tengo que leer
si no lo que me da la gana
y como que así lo administro, pero da igual
quiero dos minutos de ocio puro, dos.

De lo peor, lo pior

Estar enfermo es estar mal ya de por si, pero lo peor de estar enfermo es, según quién se sea, si se es el enfermo, la merma, el andar como incompleto, como fallido, como sin algo, algo muy insignificante cuando se tiene, magnánimo en su falta, la salud. Cuando se es el que no está enfermo, cuando se es testigo de lo que al otro le pasa, lo peor, no es el lógico ausentismo del otro, que ya es bastante, no, lo peor es ver cómo el otro se la pasa mal y poder hacer si no nada, casi nada.

Lo curioso es cuando yo me enfermo siento que los demás hacen mucho por mí, y no sé porqué razón cuando otro está enfermo siento que no sirvo para gran cosa, ¿seré tan mal enfermera?

Lo peor de lo peor de estar enfermo es no poder abrir un espacio en el universo, y hasta no verte bien, benditos niños que se quedan en casa a que su madre los cuide, porque esta madre dale que duro sin mami que me cuide y sin poder dejar de asistir a mis ocupaciones, que los demás tienen que comer.

sábado, 18 de octubre de 2008

¿Malabares a fin de quincena?, bienvenido al club



Las más de las veces, he de confesar, creo que la gente me compadece un poco por los malabares que hago con las quincenas, cuando tengo, y cuando no tengo, pues supongo que el azoro es aún mayor; sin embargo, sé que hay quien admira la manera en la que bacheamos el ala oeste de las necesidades mientras obvio, se abre cual falla de San Andrés, el ala este la economía familiar.
El día que vi el asombro total de este motociclista ante el malabarista entendí, que no hay lástima ni admiración, si no incomprensión total del suceso de enfrentar nuestro cuadro típico ante un círculo, para nosotros, atípico. Si lo que sube ha de bajar, si lo que entra ha de salir, porque nuestra experiencia así nos lo ha ido dictando, ser testigo del proceso que se genera dentro del cuarto obscuro, y ver el líquido que detecta una imagen impresa, nos descuadra el mundo, !Oh, ¿qué no era magia?!
Los que somos expertos en malabares, sentimos los mismo ante las personas que siempre encuentran, no sé cómo, el camino recto, sin complicaciones, práctico y eficiente para resolver su cotidianidad; los que hacemos malabares, somos alambicados, laberínticos, y resolvemos, sí, porque en esta casa, todos, desayunan, comen, cenan, le entran con ahínco al postre, van a la escuela, hacen ejercicio, tienen útiles, y se visten y calzan de nuestros circasianos ingresos.
A todos aquellos que crean que tapar un hoyo mientras se destapa el otro, es un fatal, fatal destino, yo les digo, que no. Mientras debo algo, porque ¿qué sería de mí sin deudas?, me doy un lujo, lujo mismo que me da la energía para luego ir en pos de pagar mi deuda. El dinero y el orden está en tu cabeza, en la mía y en la de todos, o sea, no existe. Ya mucho ha que los billetes tenían su respaldo en oro, e igual, el oro no se lo lleva nadie al otro mundo, los billetes, y las cuentas bancarias viven en nuestra imaginación, nada que no puedas convertir en una cena romántica con un buen plato de ravioles acompañados de una ensalada de pelos, es verdad, nada.
Los malabares a fin de quincena son para algunos una muy triste realidad, en nuestro país hay quien gana cantidades risibles de dinero para subsistir, gastan poco, comen mal, y de cualquier forma, no hay modo, no completan, para otros, para los medianitos como yo, los malabares a fin de quincena, son un estilo de vida, una opción: si compré uno o diez libros, sé que eso implica rezar a los siete salmos que no se enferme nadie y que habrá que comer huevos con frijolitos, chilaquiles y andar a patín dos días, pero bien lo vale, porque aunque las cosas no valgan en pesos, tienen validez en otro lado, y sólo ahí tienen sentido, sólo ahí, donde cada quien disponga que lo tiene.

jueves, 16 de octubre de 2008

Hay quien tiene una vaca lechera, yo tengo una amiga alfarera


Alfarera, pintora, cocinera, costurera, diseñadora de interiores, empresaria, emprendedora, creadora incasable. Tengo una amiga a la que casi no visito porque mis pinches multi ocupaciones me lo impiden, una y otra y vez. Pero ya estoy planeando, la comida de la venganza.




Nos vamos a vengar de todo lo que no nos hemos visto, nomás deja que mi renuncia se haga realidad, y haremos una comilona a la que invitaremos a Marla, nos reiremos sin parar, y por favor, beberemos si ya no me dejaron mezcal, pos harto tinto.




te extraño amigota y extraño más que nada relajarme y darme una tarde de risa y plática.






"Me has dejado en la obra negra de la gruta


...¿quién va hacerlo como tú?"


Rola de Rafa Campos y Miguel Flores

Entre mapaches, lechuzas y búhos...


Hace unos meses mi hermana Carmen me escribió desde la ciudad de los rascacielos para contarme que había visto un mapache en plena calle, ¡un mapache!, a media calle, ¡en Brooklyn!, se metió rauda a su casa para sacar un plato y colocarle agua, y cuando salió, el mapache había ido a resguardarse a mejor lugar, de segurito.


Hace como 20 años, cuando nació mi hija Fabiola, mi hermana Carmen fue a visitarme a ese pueblo indómito de Pánuco en el que crié a tres robustos niños; llegó con maletas llenas de ropa y consejos surtidos con los que logré descartar de una tirada y para siempre el ungüento capent, y otros mitos más de la crianza, trampas comerciales en las que nunca más caí, y me alineé a la vida bronca del agua, la maizena y el pecho... en esa visita, Carmen conoció a mi mapache, al que le dábamos elotes y tortillas, y su gran traste con agua con en el que lavaba todo lo que se comía, no sin antes, limpiarse las manos, la cara y la nariz, un ente muy higiénico era mi mapache al que rescaté de las garras de una brujer que lo tenía en una jaula por lo que el animal me quería deveras, por muy agradecidos que son los animales. Un año más tarde, ya entrenado para robar cosas de la ventana, y elotes de la mazorca, lo solté en el rancho, lo increíble, es que nó (con acento) quería irse, se negaba a la libertad, ahí se quedaba, al pie de la casa del rancho, y así vivió más meses a lado de mi cuñada Toña, quien lo cuidó y mimó, porque le gustaban los mimos. Un día, mis cuñados dejaron el rancho, y le dijimos adiós cuando ya sabía de dónde obtener su comida. Juro que vi tristeza en sus ojazos ojerosos, y también vi mi tristeza en sus ojazos ojerosos.


Hoy, la vida estaba como suele estar mi vida a las seis de la tarde, en chinga, con los nervios de entregar las noticias, mi mente se paseaba entre citas y sumarios, foto uno, foto dos, listo, mejor no, foto dos, foto uno; mi hija Teté, estaba en la otra compu haciendo lo suyo, y de repente, un par de alas rayadas entraron volando y azotándose contra las paredes y los muebles, el ave me miró con sus ojazos... sí me asusté. Subrepticiamente me paré al ver cómo me miraba el ave, 'es un búho' grité, pero no, yo tuve un búho, que también llegó a mí, así, volando, estaba en el club esperando a que fueran por mí, pero esa es otra historia, el caso es que los búhos, sí, tienen los ojos aún más grandes y son azules con amarillo, y si hay luz, sólo se ven azules con casi nada de amarillito, este tenía el pico más imponente que los ojos, es una lechuza, pensé pero le seguí llamando bbúho, buhíto, cálmate bonito, '¿y si es bonita?', dijo Teté, 'claro que no' le dije, 'es muy guapo como para no ser macho', todo esto porque yo sé que el ave se calmó con mi voz y mis mimos, lo sé porque tengo un pedazo muy animal, y a los animales heridos y asustados como yo, sólo se nos calma con cariñitos. El ave búho lechuza se sentó en el sillón de mi oficina y se calmó, sabía que estaría a salvo en lo que se recuperaba para tomar vuelo, se trepó en la cadena que sostiene una lámpara impensable para esta época de ahorro de energía, pero que al fin es un objeto que además de no ser mío recuerda lo que hicimos mal, en fin, ahí estaba el ave mirando fijamente hacia mi voz, cagó y cantó, dicen que cuando la lechuza canta el indio se mata, y la gente aquí es muy supersticiosa, pero yo no. Me pareció tan buen augurio que estoy en espera de una visita aún más inesperada que la de una lechuza en tu teclado.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El Puerto


Y cómo te quiero Coatepec pero qué bien me hace irme al Puerto cada 15 días a mi taller de literatura. Y cada vez menos puedo quedarme un rato o ver un amanecer pero el ida y vuelta de pisa y corre, vale la pena de la espalda.

No es la salida si no la entrada, Veracruz me recibe con brazos abiertos, brazos de un grupo de personas que más que ser mis alumnos son ya mis amigos, a quienes quiero ver con ansias, con los que es un placer platicar y compartir un libro, a toda profundidad, con ellos me voy de pique a la tierra ésa que los libros nos ofertan y que tan pocos toman, y los comprendo, la realidad, es una vorágine capaz de atrapar hasta al más soñador de los soñadores.


Puerto de Veracruz, hoy voy para allá, por cierto, hoy comentaremos un libro de mi querido Alejandro Aura, "La hora íntima de Agustín Lara".

Nos la debíamos, todos, mis alumnos, Ale, Agustín y yo.

"Raza morena, raza de cobre, que el sol quemó, a esa le canto yo"

martes, 14 de octubre de 2008

Este Coatepec que llevo en las venas


A mí que no me vengan con que nos soy de aquí, uno no siempre es de donde nace, uno no siempre pertenece a la familia en la que nació... hay crianzas y estancias que marcan la nacionalidad de uno, que lo hacen familia de otros, que delimitan los sentimientos más patrios y lo hacen cantar al terruño ése donde se está.


Yo soy coatepecana, con el mismo calor que fui chilanga y un día entre lágrimas le dije a mi ciudad, 'me voy porque te amo, y ya somos muchos'.


Luego fui de la huasteca, y aprendí a hacer pemoles, quiches, bocoles, molotes y zacahuil.


Coatepec tal vez no me haya dado lo mejor, tal vez le deba más acaso al Pánuco pero mi Coatepec, me ha visto florecer.


Hoy, amanecí otra vez entre tus brazos y corrí por la cámara para tomar una foto de esas mañanas tuyas que son como ninguna otra Coatepec querido, Coatepec de mi alma.

domingo, 12 de octubre de 2008

Fin de semana



Este fin de semana me han repetido, deseado, más de un par de veces que tenga yo, "un buen fin de semana".
Los fines de semana yo trabajo, y por ello entiendo que las personas se remitan al deseo de un buen fin como un espacio de recreo y descanso.
Mis fines de semana, yo trabajo pero no por ello son malos días, de ninguna de manera, son días de harta actividad, ojalá sí, pudiera dormir un poco más, pero la verdad, no tiene que ser fin de semana para que esta gorda quiera dormir más de lo que duerme.
El detalle no está en lo que duermes o no, en el descanso o en los días , la punta del iceberg está en lo que tienes deseos de hacer, los días no me alcanzan, sus horas tampoco, y levantarse de la cama como un resorte, con esa tarea que hay que completar es para mí lo que se llama un buen día, es el fondo del resto lo que es la vida y el cómo la vivimos.
No quiero ni recordar esos días en los que necesitaba de un gancho para levantarme y querer hacer algo, por ahora tengo proyectos a 30 años, años mismos que no sé siquiera si completaré en vida, pero proyectos ya los hay, lo demás llegará solito como cada amanecer.
Te deseo que tengas un buen fin de semana aunque como a mí te falte un poco más de descanso y ratos de ocio.

sábado, 11 de octubre de 2008

Esta es Messe


Esta es Messe, y no encuentro la manera de hacerles llegar su voz pero en youtube hay videos de ella.
Esta es Messe y esta es su voz
Encontrar la voz de uno, es trabajo de titanes.
Encontrar que el aire que inhalamos no sólo entra y sale por la boca o la nariz si no que tiene un recorrido insospechado, es una ardua tarea que no deja de asombrar.
Si ves bien la cara de Messe podrás darte cuenta que su aire está un poco entre sus cejas, otro tanto en sus cachetes, su nariz, su cuello, su cabeza frontal, en sus hemisferios y finalmente, cuando esta mujer canta se sabe que el aire pasa por el estómago e incluso llega a las partes más nobles. A eso se oye su voz, a cuerpo a cara, a sentimiento, a gozo, a pasado, a futuro, a presente, a mano,a pie, y en monociclo... hasta ser un tren descarrilado que vuela sobre los llanos más verdes, y cuando se detiene, el silencio no será el mismo, ha sido habitado.
Si has estado en silencio, si has estado buscando tu voz, si has querido por los caminos del interior, traspasar el tiempo con el filo de tu aire, ven al viento. Oye su nube, haz escalas, penetra tu ser, sin más herramienta que tu propia voz.

Quiero un techo propio


En algún momento de mi vida entendí que no podría dar a mis hijos, lo que mi padre me dio, en ninguno de los sentidos, y asumí aquello con naturalidad, vaya, no ocupé ni un poco de valentía, me quedaba claro que mis brazos eran anchos y mi bolsillo enjuto, punto. Eso de no darles una educación académica de alto costo también preví que se debía no tanto a una circunstancia personal, mía, si no a una condición social muy general, antes la gente que trabajaba duro tenía acceso a muchos triunfos, económicos obvio.


Todo ha cambiado, y hay muchas más cosas que no me agradan del mundo y que sin embargo, voy heredando a mis hijos en cada paso; cuando eran chicos y yo era soñadora y ausente de todo lo que a mi alrededor sucedía, el mundo era perfecto, me bastaba con darme toda, y siempre, jugar o simplemente deveras querer estar con ellos, me fue suficiente para sentirme satisfecha. Ahora que veo a las mamás jóvenes tan comprometidas con su trabajo, y con el mundo, no sé si las admiro o las compadezco, sólo sé que para mí esos momentos de madre de tiempo completo

me han dado la fuerza para todos los abandonos posteriores, estuve ahí cuando nos necesitamos el uno al otro y ahora practico sin lograrlo del todo, hacerme un ladito para que ellos busquen e indaguen su mundo.


El día que comencé a comprar el agua en garrafón, debí haber sospechado. Supongo que cada generación carga con sus propios miedos, yo temía a la bomba atómica y al herpes pero ninguna de esas dos cosas me hizo no construir sueños al por mayor o usar condón. Yo veo que hoy hay mucho más miedo en las calles del que los jóvenes y niños son partícipes y me apena aunque espero de ello mejores resultados de los que ausentes como yo entregamos a la generación venidera.


Mi abuela, antes de morir vendió y regaló todo, y pensé románticamente, que así sería mi vida, pero la verdad, tengo un sueño pertinaz, quiero una casa, un terruño en el cual envejecer, unos palos ya no para heredar, nomás para no pagar renta.

jueves, 9 de octubre de 2008

Parí un corazón


Cuando parí a Fernando, mi segundo hijo
no sé cómo
me nacieron ojos nuevos
él nacía corazón
mientras de mí se despedían los ojos aquellos
que no querían ver más allá del río
me nacieron ojos nuevos con los que quise ver
incluso lo que había dentro de mí
dentro del tronco, detrás de la cerca que me cobijaba.
Alimenté a Fernando, como pude y con todo
¿qué se le puede dar a un corazón si no ejercicio, risas y emociones?

La primera

se nos olvida la primera de vez de todo
y qué bueno.
pero aunque se nos olvide, no hay que perder de vista que para todo hay una primera vez y que ¿más vale pájaro en mano que ciento volando?, no, ese dicho, que me encanta, no aplica aquí, de hecho, nunca lo he podido aplicar en el campo de la práctica, soy experta en hacer volar, nada de que coman de mi mano, por lo que el mentado dicho es que vive en el inútil anaquel de la teoría.
En fin, no hay que perder el hilo ni el enfoque misericordioso de que para todo, hay una primera vez. ¿Cómo es posible que hiciste tal cosa, qué, no pensaste en las consecuencias, qué te pasa? ay, puras palabras que suelen alzarse el cuello de teoría pero mangos, los incoherentes a veces somos los que ya sabemos y los primerizos, son elocuentes y consecuentes, están en eso, en lo de aprender el cómo el por dónde, el así sí, así no.
Empezar a vivir, es una chinga, no me cabe la menor duda, no hay hotel más gran turismo que el vientre materno, y la primera vez que comes, cagas, miras la luz, te tocan y tocas, los que ya sabemos el placer de la vida solemos extraviarnos en nuestro asombro total de mirar la nueva vida sin caer en cuenta que para esa vida que empieza, todo es su primerita vez, todo es cuesta arriba, tan es así, que a ver, ¿quién madres se acuerda de cuando nació? Naiden, y segurito que ha de ser porque fue horrrrible, a pesar de la alegría que infundamos en los demás cuando llegamos.
Bienvenidas sean las nuevas vidas y salvavidas seamos aquellos que ya llevamos más de una para los que van en la primera.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Tuya y de noche


Tu cuerpo es luz, y sin embargo, es noche

yo soy tarde

y no pretendo el amanecer


Alargar la noche entre risas y caricias

es querer el mar

yo soy tierra

y entre las olas que golpean, albricias

has de llegar a ratos

soy tuya sobre la luna de tu cuerpo

soy tuya y por ello voy y me trepo

a tu luna, a tu noche

a pesar de mi tarde

nunca es tarde si no nos amanece

martes, 7 de octubre de 2008

Nada como una buena ensalada


... en el plato de la vida, hay que colocar para la ingesta de la cotidianidad todo aquello que nos apetezca mirar, oler, degustar, luego hay que colocar el plato frente a las personas que más amamos o mejor nos caen y compartir.

Último bocado

Ahora que estoy despidiéndome prácticamente de mi labor en el Crónica de Xalapa, lo que hago ha adquirido un valor de último bocado.
Cuando en el plato hay pasta, ensalada y un buen trozo de rollo de espinaca, la plática transcurre más o menos tranquila, se mastica con calma y con deleite aunque la mera verdad, pensando un poco también en el postre, en lo que vendrá luego de tan rica comida, un trago de tinto y todo va bien, pero al acercarse el final, ese último bocado que nos reservamos para quedarnos con el sabor en la boca de aquello que más nos gustó, entonces, cuidado y me lo quites del plato, cuidado me apresures, cuidado y mucho cuidado, atente algo o alguien contra el tesoro nacional que este bocado es por los segundos que perdure en plato y boca.
En el recuento de lo que andar vagando por las calles de Coatepec me ha heredado, el saldo, nuevos ojos, ojos de reportera, ojos de andar buscando lo que a la gente le pueda interesar acaso leer en una nota; ojos nuevos para mirar a mi ciudad no como un trozo de asfalto, no como calles abotonadas por casas de desconocidos si no como una morada, una ciudad viva, que late, que vibra, que sufre, que se regocija y que necesita de ti, de mí y de todos para hacerse y rehacerse ante nuestra mirada.
Ojos nuevos

lunes, 6 de octubre de 2008

hoy en día



esto es acaso justo aquello para lo que no debiera tener tiempo, y heme aquí:


soy esta de hoy con una capa de ayer,

en los zapatos de todas las que he sido

en los sueños de quien seré


me amarro para no volar


¿mas quien podrá detener el sueño?

domingo, 5 de octubre de 2008



sí te quiero y es porque eres

sí te abrazo y es porque sólo tengo brazos

sí te pienso y es porque estás en mí

sí te doy y es porque tengo

sí te tomo y es porque te das

sí es sí, con el sí, te abrazo, con el sí te pienso

con el sí, te escribo a ti, que lees esto porque si.

a veces

A veces el sí se presenta con mambo y platillos
a veces el sí llega entre renta y renta bajo escombro
y unos corren detrás de él como pillos
unos se detienen a mirar bajo el hombro
unos otros incrédulos, se dan la media vuelta
yo lo busco, cada mañana, en cada paso
yo lo quiero, lo propongo, lo impulso
pero el sí es como es, cuando es, es,
sobre incrédulos y malestares
expía a los pesimistas, corrobora los avatares avenidos
aulla o en silencio entra
suave se desliza
todo es su hogar
desconoce fronteras
derriba muros.
Sí.
A veces el sí llega
se le reconoce sin importar el disfraz
su roce en la faz de la tierra
llega entre lluvias, entre vientos
también alude a las alubias
a los setos
está en lo que comes, en lo que ves
en lo que expulsas, en los que ingieres
y llega
desconoce fronteras
derriba muros
tasajea el silencio
con su huella
no deja mella
es dulce, diáfano
a veces llega, siempre lo busco.
Hoy: sí.

Crónicas del paraíso


Crónica de Xalapa ha sido estos últimos ocho meses mi casa, mi fuente, mi entretenimiento, mi depósito de preocupaciones, mi capullo, mis alas.

Crónicas del paraíso es un espectáculo que se está gestando en base a las vivencias de este 2008.

Crónicas, fotos, pinturas, cuentos, poemas, canciones.

Lo hacemos en este día a día, se presentará en noviembre.

sábado, 4 de octubre de 2008

Avon, llama a tu puerta

Si AVON llama a tu puerta, si por las horas que le hayamos dedicado a ojear los catálogos que acaso una vecina nos traiga con regularidad, y que uno, por decencia social prefiera comprar el cosmético a ella en lugar de al supermercado, deja también que el libro llame a tu puerta, toc, toc, y por favor, que no sea ésta una puerta impasible. Dice Carlos Fuentes en la contraportada de su libro “En esto creo”: “Ojalá el lector encuentre formas del amor en cada capítulo. Pero hay una que deseo destacar: el amor como atención. Prestarle atención a otro. Abrirse a la atención. La atención extrema es la facultad creadora y su condición es el amor”. Todos hemos pecado de sordos, seguro. Pero que la sordera no se haga costumbre es la ley del amor, del río que corre y fluye, del agua que se limpia, de las tardes que escampan, de los corazones que se abren y aman. No hay autor que valga sin lectores, uno, si es lector, tiene una tarea versus la corriente del mar (de imbéciles), una faena que es fácil abandonar si no le damos el lugar justo y el momento exacto. El niño gatea, luego camina, y casi luego, lueguito se van de la casa. No puede ser al revés. Antes de irse tienen esa sana costumbre de aprender a caminar, correr, andar en bici, patinar, y manejar, ya con las herramientas puestas, se lanzan; a gatas, está complicado lograrlo, y aún así no faltará el intrépido que lo intente con su madre corriendo detrás, ordenándole su regreso inmediato. Bien, es igual con los libros, si en tu vida sólo has incursionado en los párrafos de la Familia Burrón, los catálogos de AVON y algún diario local, no intentes por favor, lanzarte a la lectura de un Proust que te aburra y desilusione, no por ser malo, de ninguna manera, sólo tienes que gatear primero antes de aventarte un clavado de picada en la Quebrada Acapulqueña. Es tan claro como el agua, y sin embargo, en el sistema educativo mexicano, y que me linchen por irreverente, hacen todo porque el llamado del libro a nuestros jóvenes fracase sin remedio. Si el maestro se prendara de un divertido (y estupendo) Juan José Arreola, me atrevo a asegurar que el día que le hincaran el diente a Cervantes, le iban a gozar como quien disfruta de una buena partida de pingpong, una vez que logra pegarle a la pelotita. Para poder recrearse de un juego, cualquiera que sea su giro, es indispensable saberle jugar, y he ahí la maravilla de la lectura y su característica preponderante, es recursiva, es por ello que una vez iniciados, difícilmente nos vamos a aburrir. ¿Que leer está en chino?, pues sí, si quieres leer en medio de un escándalo, o cuando estás agotado, o bien leer algo que no es tu estilo, definitivamente, estará en chino. Lee Confabulario de Juan José Arreola, si acaso no lo has leído ya, y ahí me dices si puedes parar.
La dominguera de hoy:
Recursiva: que tiene muchos recursos, toma iniciativas, sabe defenderse en situaciones difíciles. Y específicamente en cuanto al texto, significa que la escritura es perfectible, que da o puede dar perfección, que siempre se puede perfeccionar.