miércoles, 30 de diciembre de 2009

Andamios contentos

...pero no en todos los desniveles del corazón.

Un estar bien ocupa de harta reparación, y como las carreteras, mientras se bachea la entrada, ya se abren nuevas hendiduras en la salida.
Quizá, como hasta ahora, el estar bien sólo me llegue a ratos,
por ráfagas de olor a tormenta eléctrica,
quizá mi treparme a mi misma sólo sea una ilusión de arreglo personal,
pero estos andamios son la prueba irrefutable de que he usado mis herramientas para hacer ajustes en varios niveles.
Y allá afuera, siempre un despertar de pájaros,
siempre un cielo azul en espera.
Y para apreciar el allá afuera,
nada como los sótanos personales.
P.D. Hoy andamios contentos, porque Andamios se va de mi lado a ser compañía de un gran corazón. Ciao Andamios.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Y todo pasa

...dicen las abuelas, los que saben y también los que ignoran los instantes eternos que duran las penas. Todo pasa. Y permanece.
Hay penitas que al pasar sobre de nosotros, se instalan cual semillas y dejan al pasar uno que otro arbusto de su mata que sigue dando para la pena aquella que nos traía atravesados.


Todo pasa sobre un corazón todo terreno.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Rompecabezas

¿Herido de muerte natural?
...
Sobre la herida,
hasta la caricia duele.
Intenté huir como animal herido,
y en el fracaso cogí,
azuzada por la madeja,
el cabo del hilo y pegué las piezas por instrumentos,
un poco a ciegas, un poco a sabiendas de por dónde no.
Y así quedó, ésta soy yo.
Piezas unidas
(bajo la dificultad que presenta cualquier rompecabezas),
unidas por un mismo objetivo:
seguir latiendo a galope tendido.

jueves, 10 de diciembre de 2009

y en el silencio se reparan las heridas

...hay más de una buena razón para guardar silencio. También hay buenas razones para hablar, para cantar, para alzar la voz, para gritar, para entrar en alarido, las razones nunca faltan. ¿Y cómo reparar?, ¿cómo repararse?, el silencio pétreo, aparentemente deja que todo se reacomode, como un enyesado al corazón permite las palpitaciones mínimas hasta que éste esté listo de nuevo para andar, para amar y regresar de nuevo a esa caída sin red hacia al vacío.

el silencio

... hubo un silencio aquí en este blog, en mi alma, y donde hablé, pedí ayuda a mi cabeza, mi corazón estaba en otro lado. En mi taller, los libros quedaron sepultados entre telas a medio pintar, tubos de pintura, maderas, papeles, tazas de té, de café, y mis gatos buscando un rincón para acomodarse.

El cementerio de los corazones rotos que me habita no es otra cosa que la de yo mismas que he tenido que ser para seguir siendo, renovada, restaurada y un poco muerta pero al tiro. Y mi corazón, habitado por una variedad infinita de apéndices y parásitos, palpita.

p.d. Fadanelli, ¿en verdad el infierno te parecen los otros?, cuando bebas hasta el fondo indaga el averno que te habita... se asemeja a mi cementerio de corazones rotos. Ojalá beber me sirviera, la cerveza es menos húmeda que esto que pinto, que esto que llevo por dentro.