miércoles, 28 de octubre de 2009

Vacíos


En el vacío se siente uno... sin motor.


Hay de boquetes a boquetes. No es lo mismo sentir un hueco en el estómago porque:


* has visto pasar a tu amor imposible.


* te han pillado con las manos en la masa


* temes entrar al dentista


* has descubierto al tacto un forúnculo en donde no asiste ni la mirada


* tienes días sin comer


* te han bateado


* te despides de un ser amado sin saber hasta cuándo


* tu jefe quiere hablar contigo y sientes que debes más de una



No es lo mismo. Pero el vacío es siempre ese hueco, esa oquedad que asemeja una herida abierta, un espacio de delirio, un agobio del no hay, del no está ay, ay, ay, ay.



Instalada en la queja, ayer me habitaban los fantasmas, hoy los extraño, siento un gran vacío.




domingo, 25 de octubre de 2009

Huérfana, de nuevo

Así, una y otra vez, recaigo en que soy huérfana, y cada año que pasa, la falta de Teté en mi vida, adquiere un nuevo sentido. Cada año, la orfandad me ataca de nuevas maneras, es como un virus que muta, no hay antibiótico que lo mate, sólo paleativos que lo aletargan, tratamientos homeopátcos que lo mantienen bajo control, momentos para no enloquecer, pero la orfandad, es un estado crónico e incurable. Muchos años jugué y me esforcé alrededor de superar el vacío ese, el del amor incondicional, el de tener quien te diga y quien te pele, nada, todo fue inútil, intenté las mil y un estrategias para resanar la oquedad, y en eso, chin, que me lleno de hijos, como si con esto fuera yo a compensar la falta de madre, me convertí en la madre de los míos y de todos los que se me arrimaron, por accidente o por vía marital, la madre tierra. El ser madre, abrió aún más la cañada, la distancia entre mi historial y mis vivencias, se abría a cada paso, en cada amamantada, en cada pago de colegiatura, en cada ida al parque, en cada abrazo mío y de mis hijos, cada que el amor crecía irremediablemente y sin freno, peor de huérfanita me sentía. También fui mi madre, al llegar a ese punto entendí, que nada, nada llenaría el vacío, mi mal no tenía remedio, pero también vi todos sus beneficios. Nada tiene sentido, nosotros somos quienes se lo endilgamos, y eso fue lo que hice con mi madre, le di sentido a su muerte, me dije que no sería esta que soy, de la que tan orgullosa me siento, (de no haberme faltado madre), y el quiza hubiese sido una mejor persona con mejores momentos, (sobre todo, eso, buenos momentos y menos malos ratos), me la brinqué, para tomar la prótesis y empezar a vivir asumiendo mi herida, esta que ves, que me atreaviesa de palmo a palmo, que me marcó para siempre y que me dejó desmembrada, y a caminar.
He caminado, tanto, tanto, que ahora soy más vieja que mi madre, y no estaba preparada para ello, como para casi nada, paso de los cuarenta y no sé porqué carambas, no puedo arreglar una agenda vivencial que me permita prever ciertos asuntos, no, como una criatura, me sigo sorprendiendo hasta del hecho de quedarme sin dientes luego de no ir al dentista por más de una década. Vivo con las huellas, las secuelas y todas las características de mi enfermedad, entre otras, porque no hay cura, y porque no hay de otra. No me lamento, pero como dije al principio, no dejo de descubir a cada paso, una marquita más, la de este año, la hora de la meme. Sí, luego de tener tantos hijos, caigo en cuenta que hay una hora en la que hay que mandarlos a la cama y punto, se ponen como borrachos majaderos, quieren manejar, no se quieren ir de la fiesta pero están imprudentes y necios, en ese instante, la madre aparece, y los manda a la cama. Definitivo, yo no tuve madre, pero de un tiempo a la fecha, intento ser la mía propia y aprender el proceso ese de aunque no te sientas ni cansada ni con sueño, estás para ir a la cama, porque resulta que si no me mando a la cama, no duermo, y me vale la jornada del día siguiente, y me vale sentirme extraviada, así es que otra marquita más al tigre o la mujer de las ciento un mil puñaladitas.
Los que si tienen madre, también suelen tener poca abuela, gustan de enterrar a su amdres, ignorarlas, y echarles la culpa de todo cuanto les pasa, si supieran lo que es vivir un día sin madre, creo que otro sería el cuento materno.
Este 23 de octubre mi Teté cumplió 40 años de muerta, a mí me operaron el día 21, no les quiero ni decir lo que pensé que me pasaría, es como si cada instante desde que tengo 38 años (los que tenía Teté al morir), estuviera yo pagando horas extras, las agradezco día con día, y este mes en el que ya huele a zempasuchitl, la sentí de cerca, pero no me aferro ni a la una ni a la otra, solo espero que mi vida y mi muerte, tengan un sentido si no para el mundo, para mis hijos, mis hermanos, mis tíos, y mis amigos más queridos.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Momentos

No sabemos hasta cuándo estaremos gozando de aquello que tenemos, el gusto por la comida, la bebida y el cigarro, en un tris se convierten si no en vicio y suplicio, en colesterol, cáncer y otras peores. Las relaciones también tienen su eso para gozar y su otro para soslayar. Lo que más aprecio en una personas es, hasta hoy y sin cambios, el sentido del humor. Esto me ha llevado a llevarme con gente muy diversa e incluso con malas personas. Si yo colocara en mi lista de prioridades, 'ser buena gente', otra sería mi historia, pero no, coloqué, por razones inextricables y aquí trataré de encontrar porqué, en primer lugar, la cualidad del humor. Aquí hay varias sospechas conmigo, la primera es mi ex, éste tenía de todo, cualidades de buena y mala persona, ¿pero sentido del humor?, para nada. Creo que más bien, yo lo hacía reír mucho, pero no vi a tiempo que no por cualidades propias de él, si no por características mías, lo cual desapareció el hechizo más pronto de lo esperado, y además, cuando los medios no son propios, no hay modo de apelar a una nueva producción, no hay materia prima. Lo anterior me explica el porqué necesito tanto que mi gente tenga sentido del humor a pesar de traer yo lo mío puesto. Lo que sí sé de cierto, es que compartir un momento como único con otro que tenga sentido del humor, saca de uno mismo no nomás lo mejor si no que al terminar el instante ese, uno se siente como si le hubiesen sacado al chamuco. Con el diablo en el cuerpo, con la sonrisa en la puerta voy por mis momentos, que últimamente, no han sido de lo mejor.

lunes, 5 de octubre de 2009

para todos los que sufran de estreñimiento...


¿Sacar lo que llevo dentro?... ( privilegio que envidio de los poetas)
de tanto guardar, de tanto contenerme: la incertidumbre constriñe la expresión,
y zumban los oídos. ¡Bien aventurados los que asisten a terapias de grupo!
A sacar y sacar, tanta inmundicia…
¡Qué curioso!, el éxito en el estreñimiento, se espera sentado...
rodeado de cosas que te purgan, leyendo el periódico en el suelo,

o revistas nauseabundas, jugando ajedrez con las losetas del baño,
haciendo origami con el rollo de papel …higiénico.
Más allá de la papaya y de las ciruelas pasas
el estreñimiento, es al cuerpo, como es al alma: severa constipación lagrimal,
obturación de palabras de amor, que nunca dichas se endurecen,
se ennegrecen, se traumatizan, volviéndose amargura...
todo, por temer que lo supieras
por suponer que lo sabías,
por suponer que era obvio,
por suponer que no hacía falta,
por supongamos que no es cierto,
(¡Malditos supositorios!)

Sacar lo que llevo dentro, privilegio que envidio de los poetas.


Fragmento del poema "El estreñimiento", de Mercedes Boullosa. Serie "Remedios Caseros y los males más comunes"

domingo, 4 de octubre de 2009

... si no hallas sombra



Si estás que ni el sol te calienta, si estás que no hallas sombra donde despatarrarte por un rato, para. Cualquier esquina puede tener un resquicio para ti. Si la gorra y la sonrisa no son suficientes, entonces sí, estamos en problemas, o en verano, o en invierno. Es bueno, antes de dictaminar el ánimo, revisar bien las maletas, a ratos la carga es insostenible; mirar por la ventana y corroborar que los buenos días del vecino, tengan sentido de ser; ojear la cartera, la pobreza extrema no da para el helado del parque; analizar la lectura del buró, a veces los lectores apasionados solemos inmiscuirnos es ese universo del libro que no es el que nos toca; salir de paseo y dejar que la sombra se apersone por voluntad propia, o que el sol nos caliente caminando por donde hay más luz, según sea el caso y la necesidad. Al cabo de los días, uno conjetura las perspectivas desde otros ángulos, la luna llena mengua, el luto se hace simplemente gris, la sonrisa de algún niño nos asalta en cualquier esquina, y caemos en cuenta, que ya, que si no todo, algo ha pasado, y algo más ha llegado. Nada es permanente, ni el dolor, ni la alegría. Y sin embargo, a cada cual, algo nos prevalece a pesar de todo. A algunos nos da por reír y soñar, a otros les da por llorar y beber, a pocos, les da por arremeter contra el momento, a esos, les escribo yo: todo pasa, aguanta, aguanta, si no es tu regla ni la luna, es la mala compañía, o la mala comida, pero todo pasa, aguanta.

Los que se quedan que no se vayan

Este año ha sido de velorios lejanos, se nos han ido varios que conforman parte de nuestra vida, sin siquiera haberles estrechado de perdido la mano, pero ¿quién no se ha encomendado a un no te salves de Benedetti, o quién no ha cantado a raja tabla el yo vengo a ofrecer mi corazón, no tanto con su autor si no con la cantante que le dio ese color a esa rola, Mercedes Sosa? Todos. Sin embargo, cabe mencionar que los que se van, han sembrado de tal forma, que seguro habrá cosecha, pero es complicado ir detrás del maizal consabido y extenuado, o dejar de mirar la presa seca para ir en busca de las otras represas, repletas de agua fresca, o del maizal de enfrente para corroborar que siempre habrá quien nos sacie el hambre y la sed. El dolor que da despedir a los que sentimos nuestros, es válido, lo que no se vale es dejar de mirar lo que tenemos frente a nosotros. Mi amiga Messe dijo perfecto, 'hay gente maravillosa que no ha salido jamás en la tele, y es maravillosa, sólo es cuestión de darse cuenta'; su boca, llena de razón. Pienso en doña Elodia, una mujer que tiene más años de los que puede sumar, por ello alega desde hace más de diez, que tiene ochenta y ocho, pero sin importar su longevidad, la mujer, sale cada mañana más temprano que cualquiera y paso a pasito, recoge latas del suelo, botellas, cartón, hojitas, palitos, antes de llegar al contenedor de basura y mirar lo que la noche le dejó de regalo, luego baja al río, y trae leña, así la ve uno, todo el día en el trajín, para arriba y para abajo siempre de buen humor y con un millar de anécdotas, porque la mujer no lee los diarios simplemente, porque ella es un periódico ambulante, sabe muchas cosas del pueblo, de la colonia, de la vida, de las familias y de la naturaleza. Doña Elodia podría tener un programa de televisión y contar miles de historias y mostrarnos los rincones que nuestro entorno tiene y que solemos pasar sin mirar mirando. Y no es que no me gustaría leer lo que Sor Juana pudiera escribir sobre nuestra época, hay mentes que serán una pérdida irreparable, pero ella se fue, y llegaron Rosario Castellanos, Elena Garro, y muchas otras, no hay que aferrarse al pasado porque eso es de cierta manera, envejecer sin sentido. Si vamos a ponernos viejos, que sea con años, canas, y arrugas, no con el ánimo, ese puede mantenerse siempre joven, ¿por qué no?
Adiós Merceditas, aquí te recordaremos con el mismo cariño con el que nos deleitaste, trataremos de no olvidar lo que tu canto entonaba, un algo entre la belleza y la lucha constante. Arriba los Sonex, los Aguas Aguas, los Jugosos Dividendos, la Messe, Rafa Campos, Miguel Flores, y los que sin salir en los medios ni ser parte de esto, conforman la música nuestra y la lucha de un mejor mundo.