viernes, 1 de febrero de 2013

Y de antemano, llorarlo todo.


La debilidad que lloro hoy, tiene nombre propio, con mayúscula se estaciona en mis labios, y lo digo una y otra vez, tuya, tuya, tuya. Amanezco sedienta y con el estómago del lado contrario a mi cuerpo, se niega a regresar, lo fuerzo volcándome sobre la taza del baño, y entonces, veo que no estás conmigo, mi cama, vacía. Estoy sola de nuevo. ¿De nuevo?, pero si nunca fuiste mío, mía fue la negación a enredarte en mis brazos.
Fui yo, quien la noche entera, como en un aquelarre, caminé desnuda sobre tu cuerpo de animal herido, olisqueé tus labios a cada distracción. En la persecución de tus anotaciones, escuché un susurro. Conforme las palabras hirientes fueron llegando, y la noche entonó su negro celestial, fui aclarando el sonido de la voz que me aclamaba. Tu herida me dijo, bébeme. Me la bebí.
Despierto sin boca, sin lengua, con la mitad del cuerpo en mi contra, pego un brinco, voy al baño como si algo pudiera encontrar en él que me ayudara a ser yo de nuevo, entera, enterarme. Me miro al espejo, me sangra un pezón, los hombros, el cuello y los pechos, moteados en amarillos y morados, me bebí tu herida de un hidalgo. Ahora lo recuerdo, viene el refrendo de tus labios sobre los míos, intenté hacer a un lado tu dolor, lo bebí para tenerlo todo yo, para que pudieras besarme sin estorbos ni vacilación, para que al fin bailaras sobre mí cuerpo ardiendo sobre las brasas de tu herida, y me dijeras, toma mami, tómame todo, pero te di el soy tuya mientras no me bebías, me di desnuda y frágil, ardiente y envolvente y tú, tú no aterrizaste…
Lloré la madrugada como contratada de plañidera, lloré de antemano, el estallido de la torre Pemex, la muerte de Bonifaz Nuño, lloré de lleno, y bajo el espectro de la cruda moral que da ser abandonada en la madrugada sin abrazo, sin amor… no logro acomodar la retahíla de acontecimientos sin temblar de arriba abajo, y la gente, tan campante, corre a sus trabajos, mira su celular, se apoltrona. La zona de confort para mí, ya no existe, llevo en las plantas de los pies la huella de andar sobre las brasas de tu cuerpo de animal herido…

¿O daré odio?, ése drama. Ve. Anímala. Herido. ¿O diré?: ¿ha?, ¿lamí?, ¿nave? Amar deseo. ¡Ido, era “do”!

No hay comentarios: