martes, 16 de junio de 2009

exterminio...


Quedan las brasas y de ellas me doy calor,
pero sé que este fuego
Se exterminó,
aunque vayas, con tu dolor, rehaciendo el juego
Cada que te acercas, o te agitas, es claro,
sale fuego de mis brasas
Pero muy pronto, no habrá más leños que quemar,
todo cenizas
En la oscuridad y el frío de la chimenea apagada,
tendré que salir
El calor lo traes tú por dentro,
¿no te das cuenta que me voy a morir?
Quedan las brasas de nuestro amor,
hubo fuego, demasiado juego
Perdimos de vista que tanta leña, a palo seco,
acabaría por acabarnos
Vivir era el lema, sentir, la vocación,
resultado: exterminarnos
Ahora, en la penumbra te reconozco,
y me desconozco, me ahogo
En la retorcida física del amor abrasivo,
apenas una flamita incendió,
A pesar de mi poquedad,
sigo en la búsqueda de la otredad
El frío del acabose me acecha,
con este cuerpo conyugal
De pies fríos, manos heladas,
corazón ardiente, chimenea perenne
Se me han terminado los leños,
no hay otro mueble que quemar
Podría jugar el juego que nos falta,
el de la falsedad
El silencio, el eco de la chimenea vacía,
una mirada frugal
Ojos fríos, manos quietas, corazón
¿podrás aún quererme?
Entenderme sin la razón a cuestas,
sólo encenderme
¿Crear una brasa sin riesgo a mojarse?
¿Con tanta humedad que ocupan los besos?
Ni quedándome sin sesos esto vuelve a encenderse
Quedan las brasas y de ellas me doy calor,
pero sé que este fuego
Se exterminó, aunque vayas, con tu dolor,
rehaciendo el juego
Entiéndelo amor, este amor, ya se acabó,
el fuego se apagó.

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