jueves, 27 de agosto de 2009

mamas


Las mamas, son todo un tema, tras nacer, en el instante mismo que aparecen el hambre y la sed nunca antes experimentadas, aflora por primera vez la privación, y enseguida, emerge la teta, ahí comienza nuestro largo caminar entre la alternancia del placer y el displacer. Los pechos, consuelo único e inigualable, el pezón y el seno marcan de por vida al ser que seremos para siempre. Más adelante en nuestra vida adulta, los pechos son una promesa, calman y compensan las dudas, la sed de erotismo, garantizan una fuente inagotable de gozo, aunque paradójicamente, muchos de los senos en la actualidad han dejado la carne atrás y son de silicón, cosa que parece no importarle a la mayoría de los varones, si estos son obra de Dios, o del cirujano, les viene valiendo guango. Reitero: los hombres son la caja negra del avión. Por otro lado, las mujeres entran al juego, saben que sus pechos son como una moneda de cambio, un aparador donde depositar sus esperanzas, por ello, los maquillan, los levantan, los operan, con esto convencen al varón de ser portadoras de placer.





También está, más allá de su significado, la adicción a las tetas, mejor llamada como mastolagnia (de mastos, mama, y lagneía, lujuria), adicción considerada una perversión ya que se refiere a aquél que consigue el orgasmo con tan solo ver o tentar los senos sin importar de quién sean éstos. Yo no juzgo a nadie, cada quien con sus perversiones pero el problema de estas adicciones no está en su fijación obsesiva si no por la parcialidad de ésta. Todas las clases de fetichismo extravían en el juego erótico al portador del objeto del deseo, una pérdida según yo. Amar a unos pechos sin piensos, sin sentir, es como un pan sin sal.





Pero las mamas además de ser una delicia en persona, son la cuna de todo un lenguaje paralelo, plagado de metáforas de entendimiento popular en México, "ya mamaste", se refiere a que alguien ya logro algo, de perdido una buena comida sacó y algo de su hambre, en cuanto al tema en cuestión, sació. Y "no mames", en cambio, es un quítate de estarme jalando las tetas, la cartera, la paciencia, o bien se le dice así a una persona que ha dicho o hecho algo fuera de un cuadrante razonable. Hay quien utiliza incorrectamente un diminutivo de "no mames", intercambiándolo por 'no manches', frase que nace en el mundo del albañil, cuando al ver pasar a una chica en falda corta, generalmente estudiantes, aprovechaban para masturbarse y adjudicarse una eyaculación veloz en medio de la calle, su compañero de a lado, le gritaba, 'no manches', misma frase que algunos utilizan como 'no mames', siendo que tienen significados distintos. Hasta para la grosería hay que saber lo que es correcto decir en cada ocasión.





El orígen de los gustos, sean colectivos o personales, el orígen de los pensamientos y de las palabras con las que los expresamos son siempre materia de análisis. Cambio y fuera, me voy con todo y tetas... tengo mis senos tan cercanos, soy el trébol de tu suerte, y peor, estoy casada conmigo y me tendré hasta la muerte. ("Qué vas a saber tú".Letra y música de Rafa Campos y Miguel Flores)

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