jueves, 27 de agosto de 2009

T ES T CELOSO

Para saber si eres o no celoso y a qué grado, contesta este sencillo cuestionario, una vez que termines, puedes ver las respuestas hasta abajo para descubrir de una vez por todas, qué tan celoso eres.

a) Tu pareja tiene amigos de ambos sexos

1.- Sí

2.- Pocos

3.- Sólo amigos de su mismo sexo.

b) Tu pareja tiene vida social sin ti

1.- Sí

2.- Poca

3.- Para nada, todo lo hace conmigo

c) Sabes cuál de los personajes públicos le fascina a tu pareja y suelen no perderse un estreno de película o espectáculo de éste.

1.- Sí

2.- Ni idea

3.- No tiene.

d) Tu pareja tiene un hobby, mismo que alimenta con regularidad (ping pong, billar, fut, tenis, natación, días de campo, baraja, dominó, etc.), le acompañes o no.

1.- Sí

2.- Sólo va conmigo

3.- No

e) Revisas el celular, correo electrónico, agenda, kilometraje del auto de tu pareja en turno. Aplican uno de los rubros o todos juntos.

1.- Nunca

2.- De vez en cuando

3.- Con regularidad


f) Cuando tu pareja te cuenta que conoció a una persona del sexo opuesto al de ella, te sientes

1.- Tranquila

2.- Inquieta

3.- Te urge conocer a la tal persona porque estás que te da roña

g) Cuando caminas con tu pareja tienes la sensación de que alguien lo mira o de que ésta mira a otros con lascivia

1.- No

2.- Sólo en ciertos lugares

3.- Siempre

h) tu pareja llega tarde, y tú:

1.- No le dices nada

2.- Tomas medidas pertinentes al caso, indagas hasta debajo de la pelusa de sus calcetines, revisas celular y haces algunas llamadas pero todo, sin decirle absolutamente nada.

3.- Se la haces de pedo en forma, lo corres y diez minutos más tarde pides perdón, con tal de que regrese y no pase la noche fuera.

i) No hay un mucho sexo en tu relación.

1.- Está bien por ti, a veces te sucede igual y te lo tomas como un brake de lo más natural.

2.- Lloras por los rincones, te pones a dieta, sales a la calle a comprobar si algo anda mal contigo, pero no dices esta boca es mía

3.- Se la mega haces de tos, discutes el tema con pelos y señales, le insultas, la acusas o de frígida o de impotente según sea el caso y el sexo de la pareja, y luego de todo esto, haces todo para seducirlo como usar ligueros en pleno partido del América contra los Pumas.

j) Tu pareja te pide un espacio, un tiempo o algo semejante para pensarse la relación, hasta puede abogar por crisis personales, te pide pues un tiempo.

No importa que pienses, tu pareja te engaña, no eres celoso, tu pareja es infiel. No importa que hagas, vas a hacer algo equivocado, y muy probablemente nos encontremos en el loquero, en la cantina y con menos suerte, en el CERESO.

RESULTADOS:


Entre 4 y 6 respuestas del 1. Una de dos, o eres una persona increíblemente segura y tu pareja de lo estable que es, ha caído en la aburrición, o bien, estás tan ocupado en tus asuntos que has abandonado a tu pareja en algún lugar de su historia. La tercera opción y menos probable, es que seas cero celoso, y tu vida es tan buena que da envidia, calla, y no se lo cuentes a nadie si no quieres ganarte la animadversión de todos los que sí somos siquiera tantito celosos.

Entre 4 y 6respuestas del 2. Eres celoso, sí, no en grados superlativos, le das algo de espacio a tu pareja para que siga siendo persona y en la misma medida, intentas vivir tranquilo pensando que tu pareja te es fiel, aún confías en ésta, por las razones que sean, o sin causas razonables pero estables. Felicidades, eres una persona dos tres normal, y con suerte, te mantengas en esta línea.

Entre 4 y 6 respuestas del 3. Estás listo para ir al manicomio, eres algo más que celoso, celópata, estás enfermo, pero eso no es razón para alarmarse, la gran mayoría de las personas nos calificamos como peligrosamente celosas, y aún sobrevivimos y nuestra pareja también. Aléjate de cuchillos, sartenes pesadas, y de amistades que no sean partidarias de la monogamia, cuida lo que dices, un celoso debe de mantenerse en bajo perfil.

mamas


Las mamas, son todo un tema, tras nacer, en el instante mismo que aparecen el hambre y la sed nunca antes experimentadas, aflora por primera vez la privación, y enseguida, emerge la teta, ahí comienza nuestro largo caminar entre la alternancia del placer y el displacer. Los pechos, consuelo único e inigualable, el pezón y el seno marcan de por vida al ser que seremos para siempre. Más adelante en nuestra vida adulta, los pechos son una promesa, calman y compensan las dudas, la sed de erotismo, garantizan una fuente inagotable de gozo, aunque paradójicamente, muchos de los senos en la actualidad han dejado la carne atrás y son de silicón, cosa que parece no importarle a la mayoría de los varones, si estos son obra de Dios, o del cirujano, les viene valiendo guango. Reitero: los hombres son la caja negra del avión. Por otro lado, las mujeres entran al juego, saben que sus pechos son como una moneda de cambio, un aparador donde depositar sus esperanzas, por ello, los maquillan, los levantan, los operan, con esto convencen al varón de ser portadoras de placer.





También está, más allá de su significado, la adicción a las tetas, mejor llamada como mastolagnia (de mastos, mama, y lagneía, lujuria), adicción considerada una perversión ya que se refiere a aquél que consigue el orgasmo con tan solo ver o tentar los senos sin importar de quién sean éstos. Yo no juzgo a nadie, cada quien con sus perversiones pero el problema de estas adicciones no está en su fijación obsesiva si no por la parcialidad de ésta. Todas las clases de fetichismo extravían en el juego erótico al portador del objeto del deseo, una pérdida según yo. Amar a unos pechos sin piensos, sin sentir, es como un pan sin sal.





Pero las mamas además de ser una delicia en persona, son la cuna de todo un lenguaje paralelo, plagado de metáforas de entendimiento popular en México, "ya mamaste", se refiere a que alguien ya logro algo, de perdido una buena comida sacó y algo de su hambre, en cuanto al tema en cuestión, sació. Y "no mames", en cambio, es un quítate de estarme jalando las tetas, la cartera, la paciencia, o bien se le dice así a una persona que ha dicho o hecho algo fuera de un cuadrante razonable. Hay quien utiliza incorrectamente un diminutivo de "no mames", intercambiándolo por 'no manches', frase que nace en el mundo del albañil, cuando al ver pasar a una chica en falda corta, generalmente estudiantes, aprovechaban para masturbarse y adjudicarse una eyaculación veloz en medio de la calle, su compañero de a lado, le gritaba, 'no manches', misma frase que algunos utilizan como 'no mames', siendo que tienen significados distintos. Hasta para la grosería hay que saber lo que es correcto decir en cada ocasión.





El orígen de los gustos, sean colectivos o personales, el orígen de los pensamientos y de las palabras con las que los expresamos son siempre materia de análisis. Cambio y fuera, me voy con todo y tetas... tengo mis senos tan cercanos, soy el trébol de tu suerte, y peor, estoy casada conmigo y me tendré hasta la muerte. ("Qué vas a saber tú".Letra y música de Rafa Campos y Miguel Flores)

fetiche, carta sin derecho de réplica a Segismundo Freud


Ay Segismundo, con cuánto ruido nos has atizado, lo que cada vez me explico menos es cómo es que te han hecho tanto caso; cada que abro una de tus páginas, cualquiera que ésta sea, me matas de risa, si no de horror. Segismundo, el inconsciente es tu gran éxito. Y no diré como dicen otras de ti, que eras misógino, no, eso sería restarle valor a tus observaciones; yo más bien diré que eras inocente. En cuanto al fetichismo, por ejemplo, la 'falta' del otro. El uno, el hombre, mira a la mujer desnuda, y simplemente no puede, no resiste la falta del otro, nuestra gran falta: no tener pene. Todos los hombres, menos tú y los que no gustan de las mujeres por la misma razón (la falta de), todos, lo que sienten cuando nos ven tan desproveídas, es unas ganas enormes de proporcionarnos uno, el suyo, el que ellos traen puesto. Pero tú Segismundo, fantaseaste, y te propinaste una paliza intelectual, aseguras que quien se apea del fetiche, lo hace en nombre de la ausencia, aseguras que el ofendido por la falta, el asustado por la carencia, prefiere poner sus ojos en los zapatos, en las tetas, en el ojo o en el sostén para poder mantenerse erguido ante un ser carente de pene para la batalla amorosa. Bueno. Te quiero Segismundo, no sabes cuánto te quiero, te tengo en mi lista de escritores predilectos, internarme en tus piensos es tan divertido como leer a Ibargûengoitia, a Sharpe o a Fante, gracias.

jueves, 13 de agosto de 2009

la seducción de las palabras...

Cuántas palabras hay para seducirnos, para inducirnos, para convencernos, para prometernos, para embaucarnos, para hallarnos el lado flaco, cuántas palabras para invocar el bien o el mal, para atraer a los buenos espíritus, o para alejar a los malos aires. El detalle, diría nuestro amigo Cantinflas, el detalle está en que también por aquello de las intenciones, esta seducción se ha llevado a los límites de la decencia. Un hombre enamorado exhalará las palabras más cursis de su vida, ‘piel perfume de alhelí’, e incluso el tal hombre pueda hasta ignorar qué demonios es el alhelí, pero ese mismo caballero, desesperado por la falta de resultados o de atención de su amada, pueda a su vez expeler las palabras más atroces y soeces que se le hayan ocurrido. Así pues, en esta búsqueda de que las palabras nos sirvan para algo además de decirnos el mundo, en esta intención de que las palabras nos den resultados, los hombres hemos caído en un vado, hondo y sin salida, hemos abusado de las palabras. No sólo lo digo por todo el rojo que nos han robado con un latido con fuerza si no también por todas las promesas incumplidas, por los dobles discursos que nos acechan en los medios, confundiéndonos de tal forma, que nadie cree ya ni siquiera lo que es verdad. Hemos profanado el inmaculado universo de las palabras. Habrá que reinventarnos las maneras de decirnos las cosas, y sería muy bueno que en esa empresa nos aliáramos de nuevo, no nada más al verdadero significado de las palabras, si no al uso de éstas, releer a nuestros poetas y reencontrarnos con la lengua materna en una voz urgente que reclama una verdadera comunicación. Seducirnos con las palabras, no nada más para hacer el amor, o lograr que nos lo hagan, si no para una mejor convivencia entre mexicanos, no permitir que nos metan tanto ruido que nos confunda, tanto guirigay que uno ya no entiende nada, seducir al extranjero más allá de nuestra verde patria, endulzar sus oídos con adjetivos un poco más profundos que ‘maravilloso, excitante, bonito, y placentero’, nuestro México da para más, para mucho más. Basta encender el televisor y hacer un conteo somero de las palabras que los conductores utilizan, es patético. Los comunicólogos se han acartonado, y queriendo dar a la gente algo de sencilla digestión, se han quedado enredados en un mal spaghetti de fonda barata, pudiendo, ¿por qué no?, ofertar platillos exóticos y variados, tenemos todos los ingredientes. Alguien nos inseminó una mala idea, y lo triste no fue la mala idea, si no que ésta, fue la única, y de ella nos apeamos como si no hubiese más mundo para explorar. El idioma, no se hurta, ni se inventa, se hereda, no neguemos el regalo de mamá, utilicémosle para seducir a la belleza que hay en nuestras vidas y para espantar a los malos presagios.