...hay más de una buena razón para guardar silencio. También hay buenas razones para hablar, para cantar, para alzar la voz, para gritar, para entrar en alarido, las razones nunca faltan. ¿Y cómo reparar?, ¿cómo repararse?, el silencio pétreo, aparentemente deja que todo se reacomode, como un enyesado al corazón permite las palpitaciones mínimas hasta que éste esté listo de nuevo para andar, para amar y regresar de nuevo a esa caída sin red hacia al vacío.
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