A contra pelo. Hay quien fluye como en sentido directo del carril derecho de su vida, va a buena velocidad, y casi sin contratiempos, sí, hay gente así, obediente, y feliz con su sometimiento pues no tiene necesidad alguna de transgredir ni a sus padres, gente que no ha sentido el impulso de hacerlo ya que camina en armonía con lo que se le brinda. No sé en dónde está la imperiosa necesidad de hacer algo a contra pelo, en contra del mundo que nos rodea, a favor de causas que no figuran en los encabezados de los diarios, ni en los títulos de películas, ni en los proyectos familiares, no lo sé pero lo vivo, lo siento y lo he perseguido desde que tengo uso de razón. ¿Inconforme?, no del todo, me gusta mi vida, me cae bien mi pareja, me agrada el lugar donde vivo, amo a mis hijos y no me he arrepentido ni por un instante de haberlos invitado al mundo, adoro mi trabajo, y sin embargo, plantada, y en contra de muchas cosas que el mundo oferta; y sin embargo, plantada y peleando por asuntos que aparentemente, no le importan al resto del planeta. El mundo, no es completamente un moco embarrado en la pared, es un lugar grandioso, pero no está bien, y no es que esté del todo equivocado, es que hay mucho por hacer y más por dejar de hacer. Hay que darlo todo para recibir algo, y cuando esta consiguiente se tiene clara, no habrá fuerza que nos detenga en nuestras empresas por más descabelladas que éstas sean, no habrá poder humano que logre convencer a nuestra empedernida alma de que nuestras férreas ideas, son inalcanzables. Y así, tantas veces nos tumbarán, como tantas veces nos levantaremos de entre las cenizas para continuar persiguiendo, luchando, ideando, trabajando a favor de lo que creemos, se debe hacer para mejorar o para aliviar heridas contenidas por una sociedad que teme al cambio. El mundo es un lugar a todo mecate, lo dicen las playas, los bosques, la luna, los días soleados y la neblina, lo cantan los pájaros, y lo confirman los perros al ladrar, las palomas al volar y los niños al reír. Somos nosotros, los humanos, quienes insistimos en la exacerbación de la comodidad y la avaricia, quienes arruinamos el mundo, pero más lo arruina quien piensa que no se puede hacer nada al respecto, quienes dicen que no separan su basura porque nadie más lo hace, quien afirma que el mundo es de los poderosos y que su voto y voz no sirven para nada, esos son los peores. Es indispensable que las personas que creen que hay algo por hacer, no se desanimen, no se cansen, no cesen de hacer, de luchar y de decir. No estás solo, habemos otros en la misma frecuencia, y de continuar, nos encontraremos, tarde que temprano. ¿Quién carambas dijo que todo está perdido?, por favor, yo vengo a ofrecer mi corazón, ¿y tú?, ¿también traes la mano en el corazón para ofertarlo a la idea de un mundo mejor?
1 comentario:
Sí... Yo sí traigo el corazón en la mano para ofertarlo... ¿Quién dice "yo"?
Un saludo desde las tierras altas de Papantla...
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