Y volver, volver, volver, a los brazos otra vez. La vida nueva, un milagro, un asombro del que uno nunca se recupera. Me consta. Y algo acaso se haya perdido en el camino, algunos olvidos, sentimientos extraviados, divagaciones y rupturas, fisuras y equivocaciones, malabares y reencuentros, al fin, uno siempre termina por encontrarse con aquello que le va dando sentido a nuestra existencia, y las cosas vuelven a su prístino comienzo. Un bebé nos hace no olvidar la fragilidad de la vida, la fuerza que da la vida nueva, el camino recorrido, el regalo que es la vida.
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