de papel de china.
Presos de cualquier insinuación incendiaria,
a cargo de nuestra naturaleza, tan distintos, tan incoherentes, tan incompatibles, tan imposibles y en un constante contracorriente.
Y cada mañana me quiero hacer añicos, encender por fin la llama y hacerme humo, y tu mano y tu jugo de naranja me usurpan el atentado
te hacen de carne y de hueso.
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