domingo, 18 de enero de 2009

Sueños, más, y otra vez...


Soñar. Costumbre casi extraviada de una cultura que al ofertar sueños hechos, pocos son ya quienes se atreven a soñar verdaderamente y con ello recrear en la mente y en el corazón, horizontes distintos a los ofertados. Soñar. A veces para conservar hay que no soñar si no en eso, en mantener vivo algo, llámese tradición, canción, vestido o receta de la abuela, y está bien. Soñar con algo diferente que no sea aquello que se nos presenta como lo posible, como lo que hay que seguir, es una aventura de la cual se puede salir muy lastimado, ya que finalmente, los caminos recorridos por otros,traen consigo una carta de recomendaciones, avisos y señales, un mapa de veredas transitables y semáforos en luz roja que preven caminos sinuosos o peligrosos. Los caminos que tal vez se sueñen distintos, los caminos que previamente no han sido recorridos por algún antecesor, se diagnostican en automático como peligrosos, y uno suele pensar, 'caray, estando el piso tan plano, ¿qué necesidad de tomar el lado escabroso y tortuoso del andar?'. Soñar es una necesidad creativa, si solo estamos dispuestos a hacer lo que la regla de etiqueta marca, o cualquier otra regla, si nos llenamos de miedo y decidimos no transgredir ni siquiera nuestros propios parámetros, estaremos listos para preservar lo que otros hayan hecho (y quien sabe, para mantener vivo el fuego vaya que se ocupa imaginación), preparados para no crear, ni innovar, ni marcar pautas para generaciones venideras, así es que más vale que vengas de una estirpe que haya delimitado buenos y amplios horizontes para que tu recorrido no se te haga ni tan pequeño ni tan monótono hasta causarte la muerte emocional.
Tengo una hija que lo que más quiere es hacer familia, tengo un hijo que lo que más quiere es soñar, y sueña, y comienza a ir por sus sueños, tengo otra hija que piensa distinto a todos los demás pero todavía no se mueve de su trono ni un centímetro, tengo una niña que cree en las hadas, y dos hijos que trabajan por sus sueños, todos ellos me permiten seguir creyendo en los sueños, Sueño.
Y como dicen Rafa Campos y Miguel Flores: no me busquen en la cama, tengo cosas que soñar, hallarán una frazada, un olor, alguna almohada, nada que se pueda rescatar... porque sueño fuerte. Sueño con un mundo mejor a pesar de lo que dicen las noticias.

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