martes, 26 de octubre de 2010

Lázaro, levántate y anda


Hay quien muere en vida, hay quien está más vivo muerto que vivo.
Pero a peso muerto no hay que verle el pero, si no el cómo.
Y el me la paso por el arco del triunfo, puede estar a un paso de pasar por el otro arco...
el del altar de muertos.
Nada de que portándote bien llegarás al cielo, el cielo y el infierno aquí y ahora.
En el más allá, están muchos de los viven con nosotros, son pérdida a medias, nos quedamos con mucho, y ahí fue su portarse bien.
Me duele en el alma que allá en el otro mundo, la sociedad de poetas muertos esté cada vez más enriquecida, y nosotros en este mundo, con las palabras que les dio el tiempo y la vida para dar.
Agradezco en vida, este andar de penas y de alegrías, mis amigos, mi parentela, mi suerte mala, buena y ambigua, mis canas y mis ganas de seguir.
El altar de muertos, cada vez más surtido, amores de todo tipo, porque ¿cómo no poner en éste a Saramago o a Monsivais, a las muertas de Juárez o a mi madre?, no hay modo, los muertos, son un peso en nuestra alma, y ni ponerle el pero, verle cómo hacerle para poder con todo, con los vivos que se pasan de vivos, con los muertos que son nuestros por cariño adquirido o por cariño consanguíneo, no hay que dejar a nadie fuera de nuestro piensos.
Se van acumulando las fotos guindadas de la pared de los muertos, todos aquí, tres metros bajo tierra y presentes más que vivos que con los que uno suele almorzar.
¿Te sientes morir?, levántate y anda, que hay mucho por hacer, muchos a quien amar, mucho que esperar y más que arreglar, si no te toca, no hay porqué detener el curso, anda y haz lo tuyo. Y te lo digo Juan para que me oigas Bullo. Estoy cansada. Y me duelen mis muertos más en este mes que huele a flores y mirra, y son ellos quienes me levantan de mi letargo y me recuerdan que murieron para que yo comprobara que sigo viva. Vivita y coleando.